martes, 18 de septiembre de 2007

Ficha Zoológica


Sirva como broche final a estas lineas un cuadro con la ficha zoológica de nuestro TORO BRAVO .



TIPO : Vertebrados
CLASE : Mamíferos
SUBCLASE : Monodelfos
ORDEN : Ungulados
SUBORDEN : Artiodactilos
SECCION : Rumiantes
FAMILIA : Cavicornidos
SUBFAMILIA : Bovinos
GENERO : Bos L.
ESPECIE : Bos Taurus L.
RAZA : Bos Taurus Africanus
VARIEDAD : Andaluza, Navarra, etc.

Tipos de Toro


Múltiples acepciones definen al toro. Por la forma de su cabeza y cuello, se le llama, por ejemplo, cuellicorto al toro con breve extensión del cuello. Recibe la clasificación de enmorrillado el astado que tiene muy acusada la parte posterior de la cerviz.
Alto de agujas es aquel que tiene mucha alzada, tomando la medida desde el cuello hasta lo alto del morrillo. Terciado es el toro de tamaño mediano. Se llama rabilargo al toro que exhibe larga cola. Por el color de su piel, los toros reciben diversos nombres: Berrendo es el de piel blanca con grandes manchas de otro color: negro, castaño, cárdeno, jabonero. Recibe el nombre de bragado cuando la parte del vientre que limita con los genitales es de color blanco. Se conoce como listón el que tiene una franja de color diferente a lo largo del espinazo. Zaíno es el toro de piel absolutamente negra.
La encornadura de las reses tiene numerosas denominaciones: astifino es el toro de cuernos delgados, limpios y con las puntas afiladas. Se denomina bizco al toro cuyas dos astas no guardan simetría, quedando una más alta que la otra. Por cornalón se conoce al que tiene las defensas excesivamente desarrolladas.
El comportamiento de las reses en el ruedo tiene dos denominaciones básicas: bravo es el toro que acude con fiereza al caballo del picador y la desarrolla a lo largo de la lidia; y manso cuando es la antítesis del anterior: rehúye la pelea con los picadores y con los lidiadores de a pie.
También los defectos en la vista de las reses tienen su denominación. Burriciego es el toro que, por defecto congénito o por congestión durante la lidia, ve bien de lejos y mal de cerca. Reparado de la vista es el que se resiente de alguna lesión ocular que no puede apreciarse con exactitud

Encierros


En muchos pueblos y capitales de España es costumbre conducir los toros desde unos corrales de recepción hasta la plaza donde han de ser lidiados con un encierro, una larga carrera en la que los mozos y otros participantes corren delante de las reses bravas, escoltadas por los inevitables cabestros. Los encierros más antiguos, y también internacionalmente más famosos, son los de Pamplona, cuyo origen se remonta a los inicios del siglo XVIII, el año 1717.

Embarque y desenbarque


Aunque el ganado de las corridas era conducido en la antigüedad desde la dehesa a la plaza mediante sucesivas operaciones que tenían como protagonistas principales a los cabestros, en la actualidad, salvo rarísima excepción, se realiza encajonando y desencajonando los toros. Los cajones en los que se encierra una por una a cada res son lo bastante angostos para que éstas no puedan moverse ni dañarse en su interior y están provistos de trampas correderas. El embarque es la maniobra que permite, luego de aislados, meterlos en los cajones y subirlos al camión de transporte. El desembarque es la operación contraria, realizada por lo general en los corrales de la plaza.

Acoso y derribo


Es una de las prácticas de campo inevitables para la mejor selección del ganado. Su origen se remonta a los primeros ejercicios cinegéticos del hombre con el toro. Acosar y derribar es una forma de caza no sangrienta del animal. La operación la realizan dos garrochistas a caballo, que primero separan la res del resto de la torada o vacada, luego la acosan en campo abierto hasta alcanzarla y con la garrocha —que no tiene más de 15 milímetros de puya, para no dañar la piel del animal— tendida por completo, procuran agarrarla en lo más alto y trasero de las ancas para, empujándola más con la fuerza y carrera del caballo que con la del brazo, desequilibrarla y hacerla caer.

La Tienta


Es la prueba más importante de cuantas se hacen a los animales para medir su resistencia y bravura. Procede, como otras labores camperas, de finales del siglo XIX y se generaliza desde principios del siglo XX. Se realiza en una plaza que lleva su nombre, plaza de tientas, cuadrada o redonda y de tamaño mucho menor que el de las plazas de lidia y es un remedo de la suerte de varas o pica, en la que se emplea una puya mucho más pequeña que la reglamentada para las corridas. La respuesta del animal al dolor, su reiteración en la embestida y su resistencia bajo el caballo permiten al ganadero prever las cualidades de cada uno. Los becerros o erales no deben ser toreados jamás, sino tan sólo ser llevados al caballo. De lo contrario quedarían inútiles para la lidia, pues una de las características de los toros bravos es que aprenden, es decir, una vez que toman un capote no lo olvidan jamás y en el caso de salir luego al ruedo distinguen con precisión al torero del engaño, con el consiguiente peligro para la vida de aquel. Las vacas, sin embargo, es más que conveniente que sean toreadas, y mucho, a fin de medir la calidad y la cantidad de sus embestidas.

El Herradero


Herrar es la operación mediante la que se procede a marcar y numerar cada animal con el hierro de la ganadería y también a señalarle en las orejas. Hierro y señal individualizan cada ganadería. El número, cada uno de los animales de la misma. El hierro y la señal son marcas acostumbradas en las ganaderías desde muchos años antes de que se conformaran las específicas de ganado bravo. La numeración de los animales data, sin embargo, de mediados del siglo XIX, en concreto cuando se formaron las ganaderías de bravo consideradas fundacionales. El reconocimiento y distinción de cada uno de los animales es imprescindible no sólo para el destino propio de cada uno de ellos, sino también para las labores de selección necesarias en cada camada. Los hierros de los que se sirve el herrador son 20: dos con el signo de la casa y los otros con los 10 dígitos repetidos, excepto el seis y el nueve. La operación se desarrolla, por lo general, en los corrales de la dehesa. En uno de ellos esperan los becerros de un año de edad, y pasan de uno en uno a otro en el que, sujetos contra el suelo por cuatro o cinco hombres, pues tal es su fuerza, se procede a aplicarle el hierro caliente, no al rojo. El de la marca en la parte externa y plana de la nalga, denominada llana, y la del número se imponen en el costillar derecho. La señal es un corte o marca de distintas formas que se realiza en las orejas. La maniobra se denomina fañar.