martes, 18 de septiembre de 2007

Historia del Toro Bravo


Raza característica de los bóvidos que sólo existe en la Península Ibérica, en el sur de Francia y en aquellos países de Latinoamérica en los que los españoles lo exportaron después del descubrimiento. Sus orígenes se remontan hasta el plioceno inferior, cuando ya existen ramas diferenciadas de bovis, capra, antílope y bos. Del periodo paleolítico medio de la edad de piedra data el aurochs —del que procede todo el ganado vacuno actual—, y descienden el Bos primiginius y el Bos brachyceros, que en el neolítico dieron lugar al uro primitivo, reproducido muchas veces en las cuevas del Levante y norte de España y del sur de Francia (Véase Arte paleolítico). Los primeros datos históricos que lo mencionan aparecen recogidos en códigos asirios, 1.000 años antes de Cristo, que aluden a las cacerías de estos animales salvajes. En España, el toro vivió en estado semisalvaje hasta el siglo XVII. El toro actual, el de nuestros días, es el resultado del trabajo de selección efectuado desde principios del siglo XVIII por los ganaderos de distintas regiones españolas mediante la prueba de la tienta a fin de elegir para su reproducción ejemplares en los que concurran determinadas características, aquellas que permitieran el ejercicio de la lidia, es decir, la sucesión de suertes que se ejecutan en las corridas de toros desde que el toro sale al ruedo hasta que, una vez que el diestro le ha dado muerte, es arrastrado por las mulillas. Estas características han variado tanto a lo largo de los siglos como el toreo mismo, manteniéndose como sostén del mismo un único denominador común: la bravura del toro.

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